Hotel Ciutat d'Igualada

Barcelona

Badajoz

España

¿Se puede plantear un proyecto en la ciudad sin considerar su repercusión a escala urbana? ¿Cómo un proyecto puede ser genérico y a al vez local? A nosotros nos gusta que los proyectos sean capaces de reconocer la arritmia de las ciudades, para poder decidir si afirmar o variar su ritmo. Quizás, si somos capaces de descubrir las leyes urbanas existentes, conseguiremos que el proyecto pueda pertenecer más a la categoría de procesos sin forma que al grupo de objetos acabados. Queremos, por supuesto, intervenir; pero también ser invisibles. En el Hotel Ciutatd’Igualada, como en muchos otros fragmentos de ciudad desarrollados a través de procesos de crecimiento diversos, las medianeras a lo largo del paseo se erigen como único elemento de ordenación realmente presente. El hotel se propone entrar, camaleónicamente, a formar parte de esa repetición variada de medianeras a lo largo del pase que estructura la ciudad. El espacio resultante que se desarrollará entre ellas se respeta, dejando que se convierta en una continuación del tejido urbano. Construir la fachada principal a partir de las medianeras y aprovechar las dobles fachadas que estas generan hacia las calles y hacia el interior de manzana, permite cegar la fachada orientada al antiguo cementerio. La manzana queda así abierta. El giro de las mismas en las plantas superiores, para abrirse a mejores vistas y orientaciones, incentiva la mirada a través del perfil de la ciudad y su entorno natural, incorporando así el edificio al territorio. También la estructura la forman las propias medianeras. En su anclaje, algunas de ellas penetran más allá del nivel de calle generando unos patios que dan luz a la planta sótano, de uso público. Al igual que las plantas baja y altillo, donde le mismo sistema permite realizar diferentes conexiones puntuales, forjados, en resputas a los diferentes programas, sus entradas y su comunicación.

Rosa Rull y Manuel Bailo

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